En el caso de cobertura de robos de pequeñas cantidades puede no ser rentable dar parte al seguro. Por ejemplo, en el caso de rotura del cristal de la ventanilla de un coche. El precio de cambiar este cristal es de unos 100 euros. El seguro nos lo va a pagar sin problemas, para eso está, pero a cambio nos va a quitar la bonificación que nos aplica anualmente por no tener ningún siniestro, que viene a ser unos 30 euros. Visto así parece que es rentable dar parte de la compañia, el problema es que la bonificación perdida afecta al renovar el seguro el año siguiente, pero se va acumulando en años posteriores. En tres años habremos perdido 90 euros, en cinco 150 y en ocho 240. De esta manera observamos que a la larga sale más barato pagar nosostros mismos el cambio de cristal que dar parte al seguro.

En el caso de robo del cofre de la moto, salvo que tengamos un casco casco carísimo, podremos estar en las mismas circunstancias y puede que no merezca la pena asegurarlo. Las compañias de seguro están para ganar dinero y no siempre las prestaciones que recibimos son todo lo ventajosas que esperamos.