Nadie se va a sorprender cuando recomendemos cuidar el casco lo mejor posible, sobre todo si os ha costado una pequeña fortuna, ya que nuestra vida puede llegar a depender de su estado. Así tendremos la precaución de evitar que caiga al suelo o se golpee sin necesidad, ya que la calota pudiera sufrir daños que minorarían su capacidad de protección.
Igualmente procuraremos que la pantalla esté libre de ralladuras o roces que dificulten nuestra visión –cambiadla inmediatamente en estos casos– y que siempre esté perfectamente limpia.
Si vuestro casco está excesivamente deteriorado cambiadlo, no lo dejéis para más adelante o podríais arrepentiros de no haberlo hecho en caso de accidente, ya que muchos de sus componentes no son eternos ya que, o bien tienen fecha de caducidad, o bien un uso continuado los deteriorará antes de lo previsto. Así las carrilleras y los acolchados interiores son “atacados” por el efecto ácido del sudor y si no las limpiamos terminarán compactándose y perdiendo grosor, eso sin contar con el “tufo” que irán acumulando. Si no quieres desmontarlas existen sprays de espuma para su limpieza que no dejan de ser “pan de hoy y hambre de mañana” ya que la mejor limpieza es, después de desmontar sus acolchados interiores, lavar a mano o a máquina.
En el exterior del casco siempre alucinamos con esa mancha, marca o rozadura producida por ese moscón que chocó contra nosotros cuando íbamos ligeritos y, en verano, podemos contabilizar por cientos los “cadáveres” pegados contra nuestro casco o metidos en las ranuras de ventilación. Quitadlos cuanto antes, ya que si no se incrustarán y dañaran la pintura del casco. Esta operación es más sencilla: en el fregadero mismo con jabón de cocina y una esponja suave los iremos retirando hasta que nuestro casco quede impoluto, y si las ranuras de ventilación están “ocupadas” emplearemos un cepillo de dientes o un pincel para limpiarlas adecuadamente. Si prefieres la opción cómoda también existen sprays específicos para esto, que los aplicas, los dejas actuar y luego los retiras con un paño, pero casi vas a trabajar lo mismo y la “opción fregadero” sale más barata. Y si quieres rizar el rizo, una vez limpio le aplicas un pulimento –libre de siliconas, eso sí– y casi se podría decir que estrenarás casco.
Para la pantalla habrá que tener especial precaución ya que muchos limpiadores “se comen” literalmente las capas antivaho y antirreflejos que incorporan, sin olvidarnos de que podemos rayarlas fácilmente al frotarlas con elementos abrasivos o fuertes –ni se os ocurra el papel higiénico, ni tampoco estropajos y ni siquiera con la esponja– o cuando aún tienen restos pegados, así que lo mejor es un paño supersuave o una esponja de bebés o simplemente las yemas de tus dedos. Si esto lo hacemos con ellas desmontadas aprovecharemos para que sus bordes de sujeción queden también limpios. Y si vemos que hay partes con la suciedad “fosilizada” lo dejaremos un rato en remojo para que se ablande
http://motos.coches.net/noticias/limpieza-del-casco-fundamental-4081-reno.htm
Vsss Xmaxer@s.